16 abril, 2010

Los Ojos que Ven (Capítulo 6)

Clark ya se había marchado y yo permanecía sentada en la cama sin saber muy bien qué hacer. El instituto se había acabado en el tiempo que había pasado en casa y ya me había hecho llegar las notas por correo. Mi abuela todavía seguía durmiendo plácidamente por lo que me encerré en mi cuarto y cogí el portátil.
En ese momento solo necesitaba distraerme para ir asimilando los cambios que estaban dando un giro de trescientos sesenta grados a mi vida, la cual siempre había considerado bastante aburrida y más que dolorosa. Damian estaba conectado y yo necesitaba hablar con alguien.
- Hola - Tecleé.
- Hola, ¿cómo estás, Aremis?
Me lo pensé un instante, ¿cómo estaba? Demasiado bien, desde luego, no; pero preferí no mencionar mis extraños sueños y el hecho de que se cumplían.

- Bien ¿Y tú? - Hice una pausa - Espero que el otro día no te asustara demasiado, no era mi intención, pero entré en estado de shock con todo lo del accidente, creo que me afectó más de lo que nunca hubiese pensado.
- Ya me di cuenta. Y sí, realmente me sentí muy mal al verte de aquella manera, pero me alegro de que estés hablando conmigo, eso significa que estás mejor. Tu abuela estaba muy preocupada.
- Me imagino. Creo que después de tantos días de espera a vuelto a dormir, de hecho en este momento sigue durmiendo.
- Se lo merece.
- Mi hermano ha vuelto y parece que se va a quedar un tiempo, así que supongo que eso también me ha animado bastante - Dije notando que efectivamente tenía una sonrisa en la boca.
- ¿Clark ha vuelto? Espero verle pronto - Ya sabía que mi hermano y Damian se llevaban especialmente bien, pero claro mi hermano no sabía todo lo que había pasado con él, sino supongo que lo trataría con menos amabilidad.
- Seguro que él también tiene muchas ganas de verte, pero en este momento no está.
- No ha hecho más que volver ¿y ya se ha ido?
- Sí, ha hacerme un favor - Seguimos hablando de tonterías que me hicieron reírme en varias ocasiones, al final tuvo que irse porque había prometido ayudar a su madre en la tienda así que apagué el ordenador y cogí el móvil que había estado apagado durante todo el tiempo.
Tenía un mensaje de voz de Iride.
- Hola Aremis, soy Iride. Quería darte las gracias. Me gustaría volver a verte y agradecerte en persona. Siento mucho el susto que te di. Gracias otra vez.
Entonces me sentí todavía peor, ni siquiera la había llamado, menuda amiga. Oí que mi abuela se levantaba así que fui a su habitación.
-Buenos días, abuela.
-Hola cielo, ¿cómo estás? - Me sonrió, a pesar de que en sus ojos había una clara preocupación, me había portado como una egoísta, ni siquiera me había parado a pensar en las personas que me importan.
- Estoy bien, abuela. ¿Llamó Iride a casa por casualidad?
-Sí que llamó, pero no te dije nada porque pensé que no era el mejor momento. No te preocupes estaba bien, por lo menos físicamente - Me dijo con la tristeza impregnándole la voz.
- Y de Jake, ¿sabes algo?
- No, cariño. Jake no ha llamado, ni ha venido, ni ha dado ninguna señal de vida - Me miró fijamente con sus hermosos e intensos ojos - Pero seguro que está bien, aunque el accidente le afectó bastante ¿no?
Al medio día, cansada de intentar ponerme en contacto con Jake sin recibir respuesta alguna, decidí ir a buscarle.
- Pero no sabes dónde está, Aremis - me dijo mi abuela mientras recogía la mesa.
- Tengo una intuición.
Me vestí y cogí mi bolso con todo aquello que necesitaba, lo cual no era mucho. Me despedí de mi abuela con un beso en la mejilla como hacía de costumbre y salí por la puerta.
El ascensor tardaba en llegar así que decidí bajar por las escaleras, al fin y al cabo un poco de ejercicio tras estar tanto tiempo tumbada en la cama no me haría ningún daño.
- Hola - Oí de repente detrás de mí en las escaleras. Pensé que iba a caer rodando hacía abajo del susto que me llevé.
Cuando me giré era Robert que me miraba sonriendo como si estuviese viendo al espíritu santo, creo que me asustó más su sonrisa que el propio “hola”.
- Hola. Me has pegado un buen susto.
- Lo siento, no era mi intención - Me miró un instante a ver si yo le decía algo. Pero no tenía nada que decir. Cada vez que le miraba lo veía con Vicky, y la verdad me sentía algo decaída, pero decidí no prestarle atención, habían cosas más importantes que preocuparme por ver con quién se liaría esta vez un vecino del que a penas sabía nada - Hacía mucho que no te veía.
- Sí, bueno. He estado mucho tiempo en casa. Necesitaba pensar en muchas cosas.
- ¿Ha pasado algo? ¿Estás bien? - No entendía por qué hacía tantas preguntas. Notaba de repente que verdaderamente le importaba si yo estaba o no bien.
- Iride tuvo un accidente y bueno... estuve presente.
No parecía saber nada del tema.
- ¿No te lo ha dicho Vicky?
Me miró durante un segundo, apartó la cabeza y volvió a mirarme con una gran tristeza y culpabilidad en aquellos ojos castaños.
- No la he vuelto a ver desde la fiesta, creo que yo también necesito pensar. Pero si ves a Iride dile que le mando muchos recuerdos y que espero que se mejore.
- Se lo diré. Me gustaría seguir hablando contigo, pero tengo que ir a ver a un amigo y la verdad, solo espero que esté bien.
- ¿Quieres que te lleve? Tengo el coche en la entrada - Lo miré sin saber muy bien qué decir - No te preocupes, no será ninguna molestia, de todos modos tenía que salir.
- Está bien.
Bajamos lo que quedaba de escaleras y salimos fuera donde había un sol resplandeciente que me cegó momentáneamente. Subimos a su coche de color negro y le dije a Robert que me llevara al parque que estaba situado junto a al banco principal.
Llegamos casi al instante ya que no estaba demasiado lejos y tampoco había tráfico. Aparcó el coche y desde el interior vi a Jake sentado en un banco mirando fijamente la carretera donde había ocurrido el fatídico accidente.
- Mi amigo está allí. Muchas gracias por traerme - Sonrió y se acercó posando sus labios suavemente sobre mi mejilla. Me quedé atónita pero en seguida volví a la realidad. Le sonreí y salí del coche.
- Hasta luego - Dije antes de cerrar la puerta. Él hizo un gesto de asentimiento.
Fui hasta donde estaba Jake. Levantó la vista del punto en el que se había perdido y me miró.
- ¿Cómo sabías que estaba aquí.
- Intuición – Dije - ¿Cómo estás?
- Igual que tú.
- ¿Quieres hablar?
- ¿Por qué me haces esa pregunta? ¿Desde cuándo te gusta hablar si siempre te callas todo lo que quieres decir? - Estaba enfadadísimo, lo noté en su voz y en la forma en la que me miraba - Perdona, no es culpa tuya. Soy yo. Ya no tengo ganas de nada. Todo me sale mal. Todo fue culpa mía.
- Eso no es verdad y tú lo sabes. No sé qué haces aquí. Iride te necesita. Por no estar a su lado eres culpable, no por lo que sucedió.
Jake apoyó la cabeza en mi hombro como un niño pequeño esperando el consuelo que no sabía si podía darle. Acaricié su frente y le di unas palmaditas en la espalda.
-Ves a verla. No seas idiota. Sabes que para ella eres importante.
-¿Tú crees?
-No lo creo - Me miró sorprendido - Estoy absolutamente segura.
- ¿Vas a venir tú también? - Suspiré.
-No, Jake. Clark ha vuelto y le he pedido que fuese a hablar con Iride. Necesito un tiempo para pensar así que me voy unos días fuera. Vuelvo a Irlanda - Se asustó al oír aquello, lo noté en sus ojos - Pero sólo unos días. Quiero ver si puedo entender mejor algunas cosas que me están pasando.
- Volverás de verdad, ¿no?
- Te lo prometo. Sólo necesito rehacer mi vida - Nos dimos un gran abrazo como buenos amigos que éramos.
Sí, necesitaba rehacer mi vida.
O mejor dicho, entenderla.

1 comentario:

  1. Gracias al cielo que Robert ha cambiado!!
    Por qué será...? :P
    Bueno, bueno... Aremis se marcha...
    qué pasará a continuación...
    Lo sabremos en el próximo capítulo!! (Ansiosa por leerlo!!)
    TQM!!

    Vale

    ResponderEliminar