Nos encontrábamos allí. En aquella tienda. Paredes ocres y parqué en el suelo. Los aromas del ambiente me relajaban profundamente. Una voz sosegada y dulce que salía desde detrás del mostrador se dirigió a nosotros.
- Buenas noches. Bienvenidos a Aura, ¿qué desean?
Yo la observé detenidamente. Era una mujer joven, estaría en la treintena, de cabello cobrizo y ondulado recogido con un lazo blanco. Mantenía una sonrisa amplia y mucha vitalidad en su mirada.
- O mejor dicho, ¿qué deseas? – preguntó centrando su atención en mí.