25 marzo, 2010

El Alma que Lee (Capítulo 2)


Esa situación me podía. Tanto Jake como Aremis cuchicheaban entre ellos con la vista fija en mí. No era difícil saber de qué hablaban. ¿Lo adivináis? Pues de la hermana de Vicky. Yo no quería ser popular, desde luego. Pero preferiría que la gente me conociese como Iride o que directamente no supiera de mi existencia antes que saber de mí por un lazo de sangre, porque a parte de eso, Vicky y yo no teníamos nada en común.
Mi hermana se encontraba distraída mirándose en un espejo colgado en la pared cuando Jake le hizo saber de su presencia. Le saltó a los brazos y se enganchó a su cuello. Montando el espectáculo, por supuesto, eso en Vicky no era ninguna novedad. Ella era como la abeja reina, atraía a los chicos con miel, se la ponía en los labios y se la quitaba para que se quedaran con ganas de más. Si el chico no le gustaba o le parecía demasiado poco para ella lo utilizaba a placer, pero como le gustara podía prepararse porque difícilmente lo dejaría escapar. Ella solo ha estado enamorada una vez y cuando él rompió… Sólo diré que no me hubiera gustado estar en el lugar del chaval: un mes de hospital, pobre.

Tras saludarlo a él se volvió a Aremis.
- Aremis, qué agradable sorpresa – comentó seca y fríamente con una sonrisa forzada. Desde luego, debía odiarla bastante. Esa chica le tuvo que destrozar su peinado, su manicura o, peor aun, su camisa favorita, sino Vicky no sería tan odiosa.
- Feliz cumpleaños, Vicky; espero que te guste – dijo la chica con una sonrisa artificial mientras le entregaba una bolsa.
- Sí, bueno, la abriré más tarde – en ese momento se mostró el verdadero carácter de mi hermana, pero yo sabía que lo hacía porque no soportaba a Aremis, en realidad le encantaban los regalos y si estaban envueltos y eran sorpresa, ¡mejor! - Tengo que irme un momento, no me echéis de menos....-dijo Vicky contoneándose con la intención de llamar la atención un poco más, como si no fuera ya el centro.
- Hola Iride – me saludó Jake, y se acercó para darme un par de besos, lo que hizo que me sintiera un poco avergonzada, sobretodo por un par de cosas que se me pasaron por la cabeza y que descarté rápidamente - Hacía tiempo que no te veía ¿qué tal todo?-lo gracioso: no es que no me viera es que no se fijaba en mí pues todos los días nos cruzábamos en los pasillos del instituto. Pero aun así sonreí, porque él era una buena persona, no quería hacerme daño y el amor, o eso creía él, no le dejaba pensar en nada más.
- Supongo que bien, como siempre... – gran respuesta, pero no se me ocurrió otra cosa que decir, y más con Aremis mirando, después de su expresión anterior no sabía que pensar.
- Mira, ella es Aremis. Aremis esta es Iride – nos presentó Jake.
- Mucho gusto - le dije en un susurro, no quería decirlo tan bajo pero me salió así. No tenía el desparpajo de Vicky, yo era bastante tímida aunque me encantaba conocer gente nueva.
- Encantada Iride – tenía una voz dulce, como suponía. Ella me miró directamente a los ojos y con gran intensidad, entonces perdió el poco color de sus mejillas y sus ojos empezaron a brillar enfermizamente.
- ¿El aseo? – preguntó con la voz quebrada, le indiqué la dirección con la mano y se marchó, dejándonos a solas a Jake y a mí.
- ¿Estará bien? – pregunté en voz alta, sin apartar la vista de Aremis que se alejaba esquivando a la multitud.
- ¿A qué te refieres? – inquirió Jake.
- Pues que tenía mala cara – respondí sin apartar la vista del punto por el que ella había desaparecido.
- Esa es su cara.
Entonces me volví hacía él, y me di cuenta de mi error. Sentí que me derretía ante su sonrisa, pero en sus ojos se notaba que quería mucho a Aremis y que veía lo que saltaba a la vista, a una bella chica.
- Jake, no digas tonterías. Se la veía verdaderamente mal. Tal vez debería ir a verla, me ha dejado preocupada.
- Tú no te vas de aquí – me sentí feliz por un instante – No conozco a nadie, y la casa es tan grande que me perderé si me dejas solo – y el momento de felicidad se acabó.
- Eres el mismo desastre de siempre…
- Y tú sigues preocupándote por personas que desconoces.
- Me has pillado. Hay cosas que no cambian. Seguimos igual que cuando éramos niños y veraneábamos en la misma playa.
- Cierto. Pero nunca lo he entendido, ¿por qué te preocupas tanto?
- La verdad, no lo sé. Pero cuando veo a alguien y presiento que está triste, cansado o cualquier cosa, siento que algo se rompe dentro de mí y tengo que hacer algo para ayudarle. Te parecerá una estupidez, ¿verdad?
- En absoluto. Creo que tienes un corazón muy grande, nada más.
Él me estaba mirando dulcemente y mi corazón se aceleraba, entonces miré hacia otro lugar para deshacerme de aquella sensación y vi como Aremis se acercaba. En su cara había una sombra de resignación pero en sus ojos centelleaba una chispa de felicidad.
- ¿Te encuentras mejor? – le pregunté.
- Sí, gracias – sonrió.
Nos sentamos en uno de los sofás los tres juntos y no sé por qué me sentí tan a gusto con Aremis y mostró tal confianza que no pude evitar avasallarla a preguntas.
- Oye Aremis, no te ofendas pero ¿qué ocurrió para que mi hermana te odie tanto?
Ella sonrió.
- Tranquila, no me ofendo. Resulta que un chaval me empujó y mi refresco acabó sobre la camisa de tu hermana, y aunque le pedí mil perdones continuó culpándome a mí del accidente.
Al final tenía razón, lo que me hizo sonreír. A veces hasta me sorprendía de lo bien que conocía a mi hermana. Los dos me miraban extrañados por mi ligera risa.
- Es que estaba pensando que a mi hermana no le vendría mal una ducha de esas de vez en cuando.
- Si te sirve de algo yo he pensado repetirlo pero con lo que me odia, prefiero conservar mi vida unos cuantos años más – añadió Aremis, verdaderamente me caía bien, era genial.
- Ey, parad ya de hablar así de ella. Es tu hermana Iri y Aremis, sabes lo que siento por ella – se quedó mudo al darse cuenta de lo que acababa de decir. Aunque yo lo sabía me dolió oírlo de sus labios, pero no mostré signo alguno de molestia; por el contrario, le sonreí - ¿Lo sabías? – me preguntó.
- Sí.
- No sé de que me extraño, siempre has sido muy intuitiva para todo.
Pasé por alto aquel comentario.
- Aremis ¿dónde vives?
- Pues te aseguro que no cerca de este barrio, porque ¡menudo lujazo! Vivo tres manzanas más abajo del instituto en un apartamento.
- ¿Qué vives con tus padres?
- No, con mi abuela paterna.
- ¿Y tus padres?
- Fallecieron cuando yo era pequeña – debió notar mi cara de culpabilidad, tanta intuición para unas cosas y cuando me despistaba, ¡zas! Metía la pata – No te preocupes. No pasa nada.
- ¿Eres hija única?
- No, tengo un hermano mayor, tiene veinte años pero vive en el extranjero, aunque hablamos un montón y siempre me envía dulces y regalos.
- ¿Os lleváis bien?
- Pues lo cierto es que sí. ¿Y tú con Vicky? Debe ser duro tener una hermana así y más cuando sois tan diferentes.
- ¿Tanto se notan las diferencias? – me miraron sin saber que responder – En realidad sí que es complicado, pero no es tan mala como puedes creerte – sonreí – Es un poco peor – nos reímos nosotras porque Jake… - Es una persona a la que cuesta querer por su forma de ser, pero una vez que la aceptas incluso te hace sonreír. Tal vez sea porque soy su hermana pero aunque sus caprichos son insoportables he podido contar con ella cuando lo he necesitado aunque sus formas de animarme no hayan sido las más apropiadas.
Continuamos hablando de todo: trivialidades, tonterías, cotilleos… Jake se unió a la conversación en cuanto dejamos de criticar a Vicky y las horas se me pasaron más rápido que nunca.
- Son las tres Jake, deberíamos irnos – comentó Aremis.
- Sí, tienes razón.
Nos despedimos con un par de besos en las mejillas y un deseo de volver a quedar para charlar. Después se marcharon mientras yo me quedé allí, en aquel sofá, viendo como todos se emborrachaban y divertían. Pero yo me sentía cada vez más y más pequeña en aquel lugar en el que no encajaba.

4 comentarios:

  1. Me encanta Vale!!! JAJAJA Como nadie nos firma...pues firmo yo..jajajaja
    tq bombón!!

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  2. Que adorable es Jake... Iri esta coladita por él, lo sé!

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  3. Pues sí, es adorable, aunque tiene sus momentos, eh? Ya llegarás :P
    Sí, pero Iri lo va a pasar mal, los asuntos del corazón nunca salen como uno espera :( jejeje
    Pero tranqui, sigue leyendo, que ya llegará! ;)
    Muchos muakiss, Bombón!! (L)

    Vale

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